viernes, 4 de septiembre de 2009

El cardenal del mal

El Cardenal del mal

El Cardenal Rodríguez parece que ha olvidado terriblemente las bellas palabras de Monseñor Romero “una iglesia que se instalará sólo para estar bien, para tener mucho dinero, mucha comodidad, pero que olvidará el reclamo de las injusticias, no sería la verdadera iglesia de nuestro divino redentor”.
Rodríguez quiere verse como un mártir utilizando el nombre de los pobres, para alimentar su vanidad, su ego; necesita vender su imagen para recoger a cucharadas la poca credibilidad de la que goza.
Donde está la voz del Cardemal, cuando ven al pueblo como un manjar de espaldas para agarrar a garrotazos, cuando no hay medicinas en los hospitales, cuando hay presos inocentes, cuando hay niños que se mueren de hambre, cuando en el Congrezoo aprueban leyes dañinas a medianoche.
Esa voz no esta, se esconde, se resquebraja, se hunde, anda de puntillas, pero nunca sale cuando se necesita ser escuchada.
Ha olvidado conscientemente la justicia y la caridad, en su aspecto social y de fraternidad humana.
Siento vergüenza y un dolor parecido al de una puñalada, cuando escucho hablar y defender lo indefendible de una mentira, como si fuera la más clara verdad.
Ya quisiera el Cardemal a corazón abierto, que el pobre dijera que este Golpe de Estado Institucional es la divina voluntad de Dios. Pero para los que todavía deambulan en las sábanas de la duda sobre si es o no un Golpe de Estado, diremos que; es la toma del poder político de un modo repentino y violento, por parte de un grupo de poder, vulnerando la legitimidad institucional establecida en un Estado, es decir, las normas legales de sucesión en el poder vigentes con anterioridad.
El Cardemal dice con sus hechos, que su única fé es el dinero. Su única voluntad el lujo. Su pan de cada día el ocio. Terrorista de la falacia. Mosca políglota. Orate dizque religioso. Hipócrita de cabo a rabo.
Sueña por las noches que su conciencia lo persigue como si fuera una bella mujer y él sale corriendo gritando asustado, jalándose los cabellos, nervioso y sudoroso.
Ya no se le puede llamar Cardenal a un semihombre, diré semihombre, porque los hombres de verdad son honorables, responsables y respetuosos.
Ha jugado con la inocencia y dignidad de los hondureños como si fuera un juego de muñecas.
Ay le ha de haber dolido más que un uñero, que el Presidente Zelaya, lo haya sacado de la planilla de la Respública, cien mil indios duelen porque duelen, bueno lo rescatable de esto es que hay un paracaidista menos.
Pero queridos lectores no se confíen, estén ojo al cristo e investiguen, haber si no aparece como aseador, perdon como Asesor en la Alcaldía de San Pedro Sula.
El Cardemal se ha fumado el puro de la indiferencia con las encíclicas papales, las cuales ha de conocer de norte a sur, de oeste a este, pero como la memoria a veces es traicionera, es necesario recordárselo.
Papa León XIII da a conocer su encíclica Rerum Novarum “Nadie tiene derecho a lo superfluo, mientras exista alguien que carezca de lo estrictamente necesario”.
Papa Pío XI con la Quadraguesimo Anno, en la que sostiene “que no abra restauración social, sino la precede una genuina y verdadera transformación moral”.
Papa Juan XXIII con la Populorum Pregressio, en la que propone profundos conceptos del capital, propiedad, trabajo, pero resaltando la necesidad de desarrollo integral de todos los hombres.
Hoy podría estirar esta noche, hasta dejarla como un niño desnutrido, de esos que encontramos a toneladas en nuestras Honduras, pero considero que para mantener las buenas costumbres del sueño, es necesario dejar de escribir sobre este animal cardenalicio.

Naín Serrano.
Olanchito, Yoro.
16 agosto de 2009
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