Horas Caídas
Caen velocípedos sonidos en el témpano del alma. Desangra la dignidad de resistir la cadencia de abejas asesinas. Ronronean espacios de libertad en el pecho de la amazonía boreal. Discurren sus cañones de tóxicos ademanes en los poliedros del bien. Ahí van los velocípedos golpes con sus estridencias de tambores en nuestros oídos. Nadie nos detendrá contra el abismo de sus amenazas de negras flores
Ataques
Juegan ping pong con nuestras palabras
Van y vienen con sus metrallas
Con sus caras firmes pintadas por la noche
Asesinan sueños
destruyen la caricia de los niños
Secuestran el vientre de mujeres en la esquina
Se cansan de sus corridas de toros en la arena
Juegan a la muerte con sus hilos de sicarios empedernidos
La cena de los cerdos
Homo fagos del poder
celebran con el cockteil de la sangre de los Ángeles caídos
hablan de paz en rendijas de pantallas de abominables patrañas
en sus conciencias flota la serpiente de la culpa
y el lagarto de túnicas beatifica las ordenes de muerte
la perfección de los cerdos lame la silla de la brevedad
porque que se arrastran en la ciénaga de las leyes
que inventan en sus cabezas de hojalata
No hay comentarios:
Publicar un comentario